http://tj-defendidos.blogspot.com/2012/07/estuvieron-prohibidas-las-vacunas-entre.html?q=vacunas
¿Estuvieron prohibidas las vacunas entre los Testigos?
Es algo ya bastante
común que los opositores no muestren todos los hechos para validar sus
acusaciones. Compruebe cómo esas personas tienen muchos descuidos y
muestran cierto grado de ignorancia cuando hacen acusaciones sobre el
pasado de nuestra religión.
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Algunos detractores han
afirmado erróneamente que las publicaciones de los testigos de Jehová
prohibían el uso de vacunas desde 1931 hasta 1952, y lo permitieron
después. Aparentemente, hacen esta afirmación tratando de desacreditar
nuestra posición actual respecto a las transfusiones de sangre, dando a
entender directa o indirectamente que nuestra posición sobre la
vacunación era igual de estricta que la de la sangre y que esta también
cambiará. También se trata de dar la imagen de que los testigos de
Jehová no tienen ninguna credibilidad en asuntos médicos.
Muchos de nuestros
detractores demuestran descuido al no comprobar los documentos
originales para verificar la validez de sus declaraciones.
Por ejemplo, la
declaración de que en fecha tan tardía como los años 50 los testigos de
Jehová enseñaban que un cristiano no debía vacunarse, es una falsedad
fácil de rebatir. Desde 1944 la Sociedad requería a todos sus
representantes que estuviesen vacunados.
En 1944-45, A.H.
Macmillan tuvo que animar a ciertos testigos de Jehová encarcelados por
objeción de conciencia a que se vacunasen. Escribió:
"Uno de los problemas
más serios que tuve que tratar era el de las vacunas. Algunos de
nuestros muchachos en una prisión (...) se negaron a hacerlo. (...) Les
dije que perdíamos el tiempo hablando de los males de la vacuna porque
podría decirse mucho a favor y en contra. (...) Además, todos los que
visitamos sucursales extranjeras nos vacunamos, o si no, nos quedamos en
casa"
(A.H. Macmillan, Faith on the March, págs. 188, 189).
También es digno de nota
el hecho de que, de los aproximadamente 4.300 Testigos encarcelados en
diversas prisiones de Estados Unidos durante la guerra (según Cushman
R.E., Civil Liberties in the U.S. p. 96-97, Cornell University Press, Ithaca, N.Y. 1956; Zygmunt J.F. Jehovah's Witnesses in the USA 1942-1976. Social Compass 24, 47, 1977), solo un grupo se negase a aceptar la vacunación obligatoria.
Puesto que muchos
Testigos individuales continuaban rechazando las vacunas (al parecer,
porque lo consideraban un requisito bíblico), el Cuerpo Gobernante de
los testigos de Jehová vio la necesidad de dejar el asunto claro. Esto
se hizo en la revista La Atalaya en su número del 15 de diciembre de 1952 (edición en inglés):
"El aceptar una vacuna
es un asunto que debe resolver por sí mismo el individuo que se enfrenta
a él. (...) Por tanto, toda la objeción a la vacuna parece carecer de
argumentos bíblicos."
Hasta aquí, vemos
fácilmente la falsedad de que los testigos de Jehová tuvieran prohibido
aceptar vacunas en fecha tan tardía como principios de los años 50.
Pero, ¿la tenían prohibida anteriormente? ¿Por qué algunos consideraban
antibíblico el uso de la vacuna? ¿Por qué dicen algunos que en 1931 se
prohibió su uso?
Esta afirmación se origina por un artículo aparecido en el número del 4 de febrero de 1931 de la revista The Golden Age (La Edad de Oro),
en el que se indicaban razones bíblicas de rechazar el uso de la
vacuna. Es cierto que ese artículo existe, pero los opositores no suelen
mencionar toda la verdad al respecto. El artículo no era un artículo
editorial, es decir, no lo escribió el editor ni ningún redactor de la
revista, sino que se trata de una contribución de cierto Charles A.
Pattillo de Virginia (EE.UU.). El editor no especificó si concordaba o
no con la opinión del Sr. Patillo (pues en aquella época se publicaban
opiniones diferentes en la revista), pero es significativo el hecho de
que el artículo se presentase como una mera contribución de alguien
ajeno a la propia publicación. El asunto no se presentó como una
prohibición para los lectores, sino como una opinión que podía ayudar a
tomar una decisión personal.
No menos significativo es el hecho de que, al parecer, la revista The Watchtower (La Atalaya) no mencionó nunca el asunto. La Atalaya era
por entonces (hasta los años 40) una publicación interna solo para los
testigos de Jehová, y era allí donde se trataban los asuntos bíblicos de
mayor importancia para los propios Testigos, mientras que la revista The Golden Age era una publicación para el público, que tocaba asuntos más generales, de modo parecido a la moderna revista ¡Despertad! Ningún opositor ha sido capaz de mostrar ninguna mención en contra de las vacunas en La Atalaya ni en ninguna otra publicación aparte de The Golden Age.
No existe ningún indicio de que el uso de la vacuna se considerase tan
grave como para merecer ningún tipo de medidas disciplinarias; menos aún
la expulsión. En definitiva, la postura al respecto era muy diferente a
la postura actual con respecto a la sangre.
Por otro lado, la
opinión de que las vacunas podían suponer una violación de la ley divina
sobre la sangre resulta comprensible teniendo en cuenta que por
entonces el suero de algunas vacunas se producía en sangre animal. Y es
que es muy importante tener en cuenta el contexto histórico de este y
otros artículos de The Golden Age.
Esto nos lleva a otra
cuestión: aparte del artículo de febrero de 1931, en la revista se
incluyeron en varias ocasiones comentarios muy críticos con las vacunas,
no desde un punto de vista bíblico, sino desde un punto de vista
médico. ¿Eran esos comentarios algo injustificado, propio de personas
ignorantes, como lo enfocan los enemigos de los testigos de Jehová?
En primer lugar, hay que tener en cuenta otro factor que los enemigos no dicen: en la Golden Age
se publicaron tanto opiniones en contra como opiniones a favor,
generalmente en ambos casos eran cartas de los lectores. Los enemigos
suelen citar frases de cartas de lectores opuestos a las vacunas sin
decir que la cita proviene de una carta y sin decir que en la revista
también se incluyeron opiniones favorables.
Pero centrémonos ahora en las opiniones en contra.
Probablemente, la primera vez que se mencionó una opinión crítica con el uso de la vacuna fue en The Golden Age del 12 de octubre de 1921, y la última mención negativa fue en la revista Consolation (Consolación, nuevo nombre de The Golden Age) del 31 de mayo de 1939. No era un asunto que se tratase muy a menudo; se encuentran citas, la mayoría de ellas breves, una vez cada año o cada dos años como promedio (lo cual no es mucho para una revista que se publicaba cada dos semanas).
Pero centrémonos ahora en las opiniones en contra.
Probablemente, la primera vez que se mencionó una opinión crítica con el uso de la vacuna fue en The Golden Age del 12 de octubre de 1921, y la última mención negativa fue en la revista Consolation (Consolación, nuevo nombre de The Golden Age) del 31 de mayo de 1939. No era un asunto que se tratase muy a menudo; se encuentran citas, la mayoría de ellas breves, una vez cada año o cada dos años como promedio (lo cual no es mucho para una revista que se publicaba cada dos semanas).
Alfred Russell Wallace |
George Bernard Shaw |
Nuestros detractores
tampoco ponen las cosas en su debida perspectiva. No tienen en
consideración el punto de vista común que tenían muchas personas ajenas a
los Testigos por aquel entonces. La vacunación era un asunto altamente
polémico en sus primeros tiempos, con discusiones válidas y autoridades
reputadas en ambos bandos (en contra de la vacunación se encontraban
personas como el respetado naturalista Alfred Russell Wallace, el
profesor Charles Creighton, que escribió un artículo contra la
vacunación para la Enciclopaedia Británica, o el famoso escritor
George Bernard Shaw). Las publicaciones de los testigos de Jehová tratan
de presentar información médica actualizada a sus lectores y en
justicia no se les puede criticar a ellos más que a científicos y otras
autoridades religiosas de la época.
¿Cómo se veía el uso de
las vacunas a principios del siglo XX? ¿Cuál era el método utilizado
para inmunizar a las personas? El método principal en el siglo XIX y
principios del XX era infectar a una persona con una variante "suave" (o
atenuada) del virus; después, se hacía que la persona volviera al cabo
de siete días, cuando aparecían las bolsas de pus; el pus o la costra se
raspaba y se utilizaba para infectar directamente a la persona
siguiente, que volvería en siete días, y así sucesivamente. Ahora,
¿quién aceptaría hoy en día que se le hiciera esto a sus hijos? Así
pues, quizás poner los comentarios de The Golden Age en su
perspectiva histórica apropiada puede ayudar a uno a ver cuán cegados de
obstinación pueden estar algunos de nuestros detractores en sus
campañas contra los testigos de Jehová:
Con la típica moderación inglesa, la Enciclopaedia Britannica indica:
“A mediados del siglo
XX, aún se carecía de datos estadísticos adecuados referentes a la
eficacia en seres humanos de algunas de las vacunas víricas."
En 1913, la National Anti-Vaccination League (Liga nacional contra la vacunación, de la que era miembro Alfred Russel Wallace) de Gran Bretaña publicó un folleto titulado Is vaccination a Disastrous Delusion? (¿Es la vacunación un engaño desastroso?).
El folleto condenaba la práctica como "ultraje monstruoso e
indefendible contra el sentido común y los derechos personales sagrados
de cada humano, y especialmente de cada inglés."
El escritor George Bernard Shaw, quien había sido miembro del Health Committee of London Borough Council (Comité de salud del Consejo del barrio de Londres) publicó
declaraciones como las siguientes, entre otras: “La vacunación
obligatoria es un crimen y debería ser castigada como tal. (...) La
vacuna mata más gente que la viruela.” (del artículo “La vacunación es un crimen”, tomado de la revista “Naturalismo”,
de Barcelona). “En el presente, las personas inteligentes no hacen
vacunar a sus hijos, ni les obliga hoy a ello la ley. El resultado no
es, como profetizaron los seguidores de Jenner, el exterminio de la raza
humana por la viruela; por el contrario, hoy muere más gente por la
vacuna que por la viruela” (publicado en el Irish Times del 9 de agosto de 1944).
En el otoño de 1901, en
Filadelfia había no menos de 36 casos de tétanos o de trismo debidos,
según se admitió, a las vacunas, y casi todos eran mortales. Después de
un estudio de estos y de otros 59 casos similares, el prominente médico y
profesor de Filadelfia Joseph McFarland, ardiente defensor de la
vacunación, llegó a la conclusión de que -incluso donde se habían tomado
las precauciones más extremas- el peligro residía en la transmisión a
la vacuna en sí del agente causante de la enfermedad. Entonces, sin
tener en cuenta el hecho de que el agente causante de la enfermedad
estaba en el mismo líquido tomado de las heridas infectadas, y que el
agente todavía quedaba peligrosamente poco atenuado en la vacuna
preparada de esta fuente, él siguió recomendando ignorantemente la
preparación de la vacuna, esto a pesar de el hecho de que la ciencia
médica de su día no estaba preparada para la puesta en práctica eficaz
de su recomendación de que se ponga el mayor cuidado en la preparación
de la vacuna (John Pitcairn, The Fallacy Of Vaccination, 1911, citando de Joseph McFarland, Tetanus And Vaccination -- An Analytical Study Of Ninety-five Cases Of This Rare Complication, 1902).
En Inglaterra y Gales
encontramos que, entre 1881 y 1907, se registraron 1.108 muertes debidas
a la vacunación, con un promedio de una muerte cada semana durante los
primeros dieciséis años (The Registrar-General's Report of Births. Deaths and Marriages in England and Wales,
vols. XLIV-LXX). Recordemos, también, que las mismas personas que
realizaban vacunaciones admitieron que todas estas 1.108 muertes habían
sido debidas a la misma. Sobre esto, el profesor Alfred R. Wallace dijo
que solo en Inglaterra y País de Gales el uso de la vacuna era la causa
probable cada año de 10.000 muertes; muertes por cinco enfermedades del
carácter más terrible y repugnante, introducidas por el virus contenido
en las vacunas (Alfred Russell Wallace. LL.D., Forty-Five Years Of Registration Statistics, Proving Vaccination To Be Both Useless And Dangerous, segunda edición, Londres, 1889, p. 38).
Apenas empezaban a
desarrollarse formas más seguras de vacunación a principios del siglo
XX. No fue hasta 1931 que Woodruff y Goodpasture desarrollaron el huevo
de gallina como medio de cultivo para muchos virus (Woodruff, A. y E.
Goodpasture The susceptibility of the chorio-allantoic membrane of chick embryos to infection with the fowl-pox virus,
1931. Am. J. Path. 7: 209-222). No fue hasta principios de los años 50
que Salk desarrolló su vacuna más segura y más eficaz (Jane Smith, Patenting The Sun). No fue hasta 1954 que se hicieron pruebas a gran escala de las vacunas de Salk que probaban su eficacia.
Podrían citarse muchos
más datos y opiniones de la época, pero lo aquí expuesto debería bastar
para mostrar que muchos testigos de Jehová estaban plenamente
justificados en los años 20 y 30 para tener una opinión negativa
respecto a este asunto. No es coherente criticarlos solo a ellos por una
postura compartida por muchas otras personas, incluso ministros
religiosos de otras confesiones; nuestras publicaciones se hicieron eco
de algo que era común en la época (incluso hoy en día hay múltiples
voces que se alzan en contra de la vacunación).
Estos ataques suelen
terminar con una melodramática alusión a los testigos de Jehová que
supuestamente murieron por negarse a aceptar la vacunación (de nuevo
tratando de establecer un paralelo con la cuestión de las transfusiones
de sangre). Ya hemos mostrado que no existía una postura oficial ni se
tomaban medidas al respecto. Ahora bien, ¿puede alguien dar el nombre de
un solo testigo de Jehová que muriera por rechazar el uso de la
vacuna?
Incluso si alguien
pudiera ofrecer una cifra, siquiera aproximada, todavía tendría que
contrastarla con la de los que murieron precisamente debido al uso de la
vacuna. Solo podemos imaginar cuántas personas en aquellos años se
contagiaron de poliomielitis y otras enfermedades evitables y cuántos
murieron realmente de tétanos, de rabia, de influenza, o de otras
infecciones debido a aceptar vacunas. Por supuesto, no sería justo
culpar de estas muertes al clero opuesto a los testigos de Jehová, pues
por entonces muchos de ellos declaraban en realidad lo mismo que los
Testigos.
Es triste que nuestros
detractores no publiquen estos hechos. ¿Hace falta preguntar por qué?
Solo hay dos razones posibles: o son ignorantes, o engañan
deliberadamente y quieren mantener a otros en ignorancia.
Publicado 23rd July 2012 por TJDefendidos
Etiquetas: golden age sangre shaw testigos de jehova testigos de Jehová Testigos de Jehová defendidos Testigos defendidos tjdefendidos transfusiones vacuna vacunación vacunas Watchtower www.tjdefendidos.org
La verdad oculta de las vacunas
Testimonio de Valentina, víctima de la vacuna contra el virus del papiloma humano (Gardasil)
Sin Lugar a dudas la Vacunacion es una practica Diabolica... sin duda satanas puede embotar la mente de personas que estan en el mundo, para que acepten la vacunacion como un medio de salvacion... recordad las palabras del maestro aquellos que salven su alma la perderan...
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