Los demonios se enquistan en el Vaticano

Dos nuevos libros destapan los escándalos financieros, los privilegios y la guerra por el poder en la Santa Sede. La resistencia al Papa sale a la luz.

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Esta historia llena de traiciones, de intrigas y de golpes bajos se vive en un territorio de apenas0,5 km², donde las luchas de poder
y la ambición sin límites han creado un microclima insano durante años. Es una tierra de ángeles y demonios... y de lobos.

Es el Vaticano, sede de la Iglesia Católica, y donde ahora el papa Francisco, al igual que ocurrió con su predecesor,  Benedicto XVI, no sabe cómo lidiar con las escandalosas denuncias sobre el manejo de las finanzas y con la oposición de varios cardenales que siguen librando una feroz guerra para no perder sus privilegios.

El desprestigio que los abusos acarrean a la Curia es enorme. Eso se refleja en dos libros -lanzados este jueves en Roma- que muestran la resistencia interna que enfrenta el Papa para reformar la Santa Sede, y describen el gran imperio financiero del Vaticano. Se trata de ‘Vía Crucis’, del periodista italiano Gianluigi Nuzzi, y ‘Avaricia’, de Emiliano Fittipaldi, también periodista italiano.

Nuzzi pone en evidencia, a lo largo de toda su obra, los esfuerzos de Jorge Mario Bergoglio para poner orden y control a las finanzas, y los obstáculos constantes que  encuentra  dentro del propio Vaticano, para lograrlo.

‘Vía Crucis’ incluye algunas frases antológicas de Francisco, que demuestran su malestar ante una Iglesia de la opulencia. “Los gastos están fuera de control. Hay fraude”, dice el Pontífice en una de esas grabaciones a las que el reportero italiano tuvo acceso. O esta otra: “Si no podemos custodiar el dinero, que se ve, ¿cómo podremos custodiar el alma de los fieles, que no se ve?”.

Esos audios filtrados del Papa, al igual que cientos de documentos secretos que llegaron a manos de Nuzzi  y Fittipaldi, salieron, al parecer, de personas que traicionaron ese voto de confianza que impulsó el propio Papa.

El sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda, exsecretario de la disuelta Cosea, una comisión instituida por Francisco en julio del 2013, con el fin de averiguar la situación verdadera de las siempre controvertidas finanzas de la Santa Sede, y la laica italiana Francesca Chaouqui fueron detenidos esta semana, acusados de sustraer y suministrar informes reservados.

Nuzzi asegura que “en el Vaticano hay una guerra del bien y el mal”. ¿A qué se refiere? No todos los prelados actúan con la diligencia exigida por el Papa. “Sí, una resistencia hecha día a día. Sin pasarle los datos, pasándole datos parciales y esto es lo mínimo. Porque después hay también mala fe y acciones de verdadero sabotaje”.

Una verdadera bomba de relojería... El periodista desnuda en su libro cómo la vieja guardia del Vaticano, aquella que también le hizo la vida imposible al papa Benedicto XVI, en el 2012  (tras la filtración de documentos secretos conocidos como ‘Vatileaks’ y que forzaron su renuncia), está más viva que nunca. ‘Vía Crucis’, bautizado por la prensa italiana como ‘Vatileaks II’, descubre una burocracia profundamente arraigada en una cultura de malos manejos, desperdicios y secretos.

Uno de los asuntos más serios es el de las donaciones. “De cada 10 euros que se recaudan alrededor del mundo principalmente para la caridad del Papa, 6 euros terminan pagando los gastos y pérdidas de la Curia romana, 2 euros se ahorran y el Papa solo puede usar 2 euros”, señala el libro.

La gestión del denominado Óbolo de San Pedro -las limosnas de los fieles para obras de caridad- es un misterio. Cada año se publica cuánto dinero obtiene la Santa Sede de esta manera, pero no cómo se gastan estos fondos, destaca el periodista italiano. En su libro, lo revela: de los 53,2 millones de euros obtenidos por el Óbolo de San Pedro en el 2012, 35,7 millones (un 67% del total) se destinaron a la curia romana, 6,3 millones (12,4%) se guardaron como fondos de reserva y solo 11 millones se destinaron de facto a obras de caridad.

Otro detalle que impacta es el mal manejo de los enormes activos de bienes raíces de la Iglesia, que suman 4 000 millones de euros. Hay cientos de casas que se otorgan gratuitamente, departamentos en el que los arrendatarios pagan solo 30 o 40 centavos al mes. Los cardenales, según ‘Vía Crucis’, viven en apartamentos de unos 200 a 700 metros cuadrados en el centro histórico de Roma, y no pagan absolutamente nada de alquiler por ello. Y el Vaticano es un paraíso fiscal, donde nadie paga impuestos y se fomenta el mercado negro.

Otra de las revelaciones es la forma en que se maneja el departamento “creador de santos”, donde se elige a los candidatos para la canonización. Las beatificaciones y santificaciones son una máquina de hacer dinero, dice el autor. La Santa Sede cobra por cada una una media de medio millón de euros.

“Para abrir una causa de beatificación pueden ser necesarios unos 50 000 euros, a los que después hay que añadir al menos otros
15 000 para los costos de la operación”, afirma el autor de ‘Vía Crucis’, quien denuncia que no hay ningún registro contable de los beneficios astronómicos que dichas celebraciones comportaron al Vaticano.

‘Avaricia’, el libro de Emiliano Fittipaldi, también destapa otros despilfarros. Su autor cuenta que el cardenal Tarcisio Bertone,  ex­secretario de Estado del Vaticano, financió la remodelación de su apartamento en Roma con dinero que en teoría ebía dedicarse a la atención sanitaria
de los niños. El costo de las obras ascendió a200 000 euros.

La obra denuncia que la Iglesia ha invertido en la petrolera Exxon, la química Dow Chemical y que una diócesis eslovena lo hizo en una televisora porno. Todo esto demuestra que los lobos acechan al Vaticano y sobre todo al Papa.